¿Qué necesito para producir música?
Probablemente hayas llegado a este artículo mientras buscabas cuales son esos aparatitos que necesitas para empezar a grabar tus ideas musicales, darles forma en tu ordenador y compartirlas con el mundo. Descuida, daremos respuesta a esa pregunta en las siguientes entregas pero primero vamos a tratar de dar una respuesta inteligente a la pregunta que se plantea en el título de esta serie de post. ¿Qué necesito para producir música? Tengo mucha experiencia en llevarme sorpresas en lo que a la creación musical se refiere, ya sabéis, el medio online es mi ecosistema y son muchas las horas que paso brujuleando por ahí. Títulos del tipo “Cómo hacer música sin tener ni idea de música” proliferan en la red y ganan cada vez más adeptos con su panacea creativa.
Sé lo que algunos estaréis pensando: ¡Es absurdo! Hacer música sin saber música sería como diseñar edificios sin tener conocimientos de arquitectura, escribir novelas sin saber escribir u operar a corazón abierto sin antes haber estudiado medicina. ¿Por qué en otras disciplinas resulta tan evidente pero en la música no se tiene tan claro? Es sencillo, la música es el arte rey y, el hecho de crear el mínimo atisbo de armonía juntando algún que otro sonido, produce una sensación extremadamente adictiva. Pero igual que por muchas endorfinas que genere el chocolate tenemos el suficiente autocontrol como para no asaltar la tableta cada 5 minutos, deberíamos tener un nivel de responsabilidad igual o mayor a la hora de decidir crear una obra musical.
En mi humilde opinión, la decisión de crear una canción tiene que tener un objetivo claro: ¡Contar una historia! ¿Qué quieres compartir con el mundo? ¿Qué quieres transmitir? ¿Qué esperas que entienda quien escuche tu obra? Son preguntas que todos deberíamos hacernos antes de si quiera arrancar a elaborar una melodía. Sentarte con tu instrumento mola mucho, lo sé, tocar con tus amigos ni te cuento e improvisar es sencillamente de otra dimensión pero, edificar tu obra, aquello que quedará en este mundo para la posteridad, requiere unos cimientos sólidos o, de lo contrario, se derribará tan fácil como un castillo de naipes (al menos eso era lo que ocurría antes, en un mundo menos tecnológico y donde no existía tal cantidad de información que nos hacía esclavos del marketing, porque sí, hoy en día es muy complicado determinar la calidad de las cosas, hasta tal punto, que ya no sabemos ni diferenciar entre lo que nos gusta y lo que no).
Dicho esto, parece lógico pensar que para llevar historias y sentimientos a la música, es necesario tener formación musical, conocer diferentes herramientas que te permitan traducir entre estos dos dialectos del lenguaje emocional o, en caso contrario, lo más seguro es que tu canción no evoque absolutamente nada por sí misma.
La música es un lenguaje.
Escribir canciones es como hablar un idioma. Claro que podemos comunicarnos sin saber las más de 80.000 palabras que componen nuestro diccionario pero… ¿Cuánto nos permiten decir? El hecho de conocer más palabras y expresiones de un idioma te hace ser mucho más libre para decir exactamente lo que quieres decir y cómo lo quieres decir (y eso hablando solo de un idioma, imagínate dominar varias lenguas… ¡GUAU!)
Recapitulando… por lo que yo y muchos otros músicos luchamos, es por un mundo en el que dejen de existir títulos como “Cómo hacer música sin tener ni idea de música” o en el que de existir, sean condenados de forma unánime por el resto de la sociedad. Y esta responsabilidad es la que quiero transmitiros a vosotros, futuros compositores.
¿Podríais hacer la canción «Miedo» o «Ni la hora»?
Hola Victor,
Las tendremos en cuenta para futuras incorporaciones. =)
Un abrazo!